Deshaymond, también conocido como el Blind Savage, no es cualquier artista emergente. Es un cantante y compositor con una historia de vida que pesa y conmueve. Desde que perdió la vista en 2015, se ha dedicado a callar bocas con talento, carisma y una terquedad admirable. Su actitud de «nadie me va a decir qué no puedo hacer» es justo lo que lo hace destacar. Con una voz que transita entre lo crudo y lo íntimo, y una visión artística clara, Deshaymond no vino a pedir permiso. Vino a dejar huella.
Su álbum debut, I Am, es una declaración personal y artística. No sólo marca su entrada en la escena del Indie R&B, también es un grito de identidad. Aquí hay alma, fuerza, sensualidad y vulnerabilidad. Las colaboraciones elevan el sonido sin robarle el protagonismo. Cada canción tiene su propia vibra, con ritmos suaves, atmósferas cinemáticas y letras que sí dicen algo. En lo personal, me sorprendió la madurez de la producción. Suena caro, suena trabajado, y sobre todo, suena honesto.
Imprescindibles en I Am
When We Make Love
Esta rola es puro fuego lento. “I love the way you move across the room”, dice, y sí, el mood es 100% de luces tenues y piel erizada. La letra es una carta de adoración carnal, pero también emocional. Habla de conexión, de saberse conocidos hasta los huesos. Me encanta cómo todo suena íntimo sin caer en lo cursi.
Get Right Back
Acá Deshaymond se suelta con rabia elegante. “Don’t let one little fuck, fuck your whole world up” pega como cachetada con guante de seda. Es una canción sobre dignidad y coraje, sobre no perderse por nadie. Esa energía de «me vas a recordar aunque no quieras» se siente con fuerza.
Indica
Una oda psicodélica al amor y al deseo, envuelta en neblina de humo. “I just can’t let you know where I’m starting to go” nos deja ver el miedo a mostrarse vulnerable. Aquí la marihuana no es solo recurso sensorial, es metáfora de evasión emocional. La atmósfera estilo trip-hop es alucinante, y la letra me pareció un poema disfrazado de canción.
Prisoner
“I don’t wanna love you / Can’t stop thinking of you”. ¿Quién no ha estado ahí? Esta balada duele, pero en el mejor sentido. Es un retrato de una relación tóxica, del autoengaño y el deseo que no suelta. Suena triste, sí, pero también liberador. Vocalmente, Deshaymond se luce aquí. Lo sentí todo.
Take It Off
Ok, esta es pura sensualidad sin filtros. “Drop them draws”, dice sin pena, y eso es justo lo que pasa: se deja caer todo. Es directa, caliente, y muy divertida. Hay picardía, pero también cariño. No se disculpa por ser sexual, ni necesita disfrazarlo de romanticismo. Es lo que es. Y eso está bien.
Producción y Sonido en I Am
Desde el primer track se nota que hay calidad. La producción es rica en matices, con bajos que abrazan y beats fulminantes. Cada canción tiene su propio universo sonoro. Hay toques de neo soul, un poco de trip-hop, y beats suaves que flotan. Las voces brillan, no solo por técnica, sino por interpretación.
En lo personal, lo que más me gustó fue cómo la música no compite con la letra. Todo está al servicio de la emoción. Las colaboraciones suman sin distraer. Es un disco que se siente cinematográfico, como si cada canción fuera una escena. Perfecto para escucharlo de noche, con audífonos, y dejarse ir.
Escucha y Sigue su trayectoria
I Am no es solo un buen álbum debut, es una carta de presentación sólida, valiente y profundamente humana. Deshaymond llegó con todo, y si sigue este camino, va a escalar rápido. Síguelo en sus redes sociales, y claro, mantente al tanto de mis recomendaciones para no perderte lo mejor de la música.
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