Surgiendo en 2019 en Grass Valley, California, Follow Me Dark es una banda difícil de encasillar, y eso me fascina. Conformados por Stephen Kozak (voz/guitarra), Sean Delphi (guitarra), Elliott Grove (bajo) y Jim Boots (batería), su propuesta mezcla estilos con una intensidad emocional que no se anda con rodeos. Desde el principio, su música invita a un viaje interno, denso y visceral. Si algo tienen claro, es que lo suyo no es lo superficial.
Su segundo álbum de estudio, Far From Any Shore, es una verdadera odisea sonora de 14 pistas que suman 54 minutos. Inspirado en el “viaje del héroe” de Joseph Campbell, el disco se siente como una travesía entre la sombra y la luz. Aquí se combinan hard rock, grunge, rock progresivo y un toque post-rock que le da profundidad. En lo personal, me atrapó la crudeza de la producción: todo suena real, sin adornos innecesarios. Las guitarras vibran, los riffs golpean, la base rítmica es dinámica y poderosa. Y la voz de Kozak, rasposa pero melódica, le da un sello inconfundible al proyecto.
Imprescindibles en Far From Any Shore
The Spark / Hounds of Heaven abre el álbum con fuerza y propósito. La primera parte, The Spark, lanza una advertencia: “No way out but thru”, y eso resume la vibra del disco. El llamado al cambio es claro, como un despertar forzoso. Luego entra Hounds of Heaven con un tono más denso y desgarrador: “Built up a kingdom of self / Send down your hounds of heaven”. Es una batalla interna donde el ego se desmorona. Me encantó cómo transiciona de lo introspectivo a lo apocalíptico sin perder coherencia.
Acid Desert es un descenso emocional. Empieza con una atmósfera introspectiva, casi etérea, y va creciendo hasta volverse un torbellino de culpa, desilusión y renacimiento. “If you’re giving up on me / Well, I deserve it” se repite como un látigo de autoflagelación. Esta rola me dejó en el suelo… en el mejor sentido. Sentí cada palabra como si fuera propia.
Medusa trae un cambio de tono. Es más relajada, con una vibra entre blues psicodélico y progresivo. La voz de Vanessa Boots entra con fuerza, dándole sensualidad y oscuridad. “I wanna drink from your fountain / I wanna quench my desires” se siente íntimo y perturbador al mismo tiempo. Es una de esas canciones que no puedes soltar aunque te incomoden.
Daffodils es una joya melancólica con arreglos de cello que le dan un aire casi cinematográfico. “Your house is empty / But on the ground / Your daffodils grow” me pareció una imagen bellísima sobre la memoria y la pérdida. La rola va mutando en capas, con versos que cuestionan la realidad misma. Esta fue una de mis favoritas por su profundidad emocional.
Bedlam es pura rabia. Aquí se mezclan el grunge más sucio con un espíritu casi punk. “I am light / Saved from night / Here for You” suena como un mantra de alguien que sobrevivió al caos y ahora vuelve a enfrentarlo. Me encantó lo crudo, lo directo, lo desbordado. Esta canción no da respiro y está bien así.
Far From Any Shore, la canción que cierra y nombra el álbum, es progresiva. Va construyendo una atmósfera envolvente que te arrastra sin que te des cuenta. “All you are, all you were, all you will become” se repite como un eco existencial. El cierre con arreglo de cuerdas y piano me dejó con un nudo en la garganta y la necesidad de escuchar el disco de nuevo, desde el principio.
Producción y sonido en Far From Any Shore
La producción de este álbum, a cargo de la banda y Chris Tabarez, es impecable y valiente. En lugar de buscar pulir cada detalle hasta dejarlo sin vida, optaron por una mezcla cruda, casi visceral. Los instrumentos tienen espacio para respirar y chocar entre sí. Las guitarras son el corazón del sonido: distorsionadas, filosas, pero también capaces de crear texturas sutiles.
La batería y el bajo forman una base sólida y poderosa, que impulsa cada cambio de dinámica. Hay momentos de puro ruido controlado y otros de calma contenida. Me sorprendieron los aportes externos: los cellos de Lexi Farwell y las voces invitadas dan una riqueza emocional extra sin robar protagonismo. Lo que más me impactó fue cómo todo suena cohesivo a pesar de su complejidad. Este disco tiene alma, y eso no se puede fingir.
Escucha y sigue su trayectoria
Far From Any Shore es un álbum para escuchar de principio a fin. No es una colección de sencillos; es un viaje, un descenso y una ascensión. Si eres fan del rock con sustancia, de los discos que cuentan una historia, esto es para ti. Síguelos en sus redes sociales, y claro, mantente al tanto de mis recomendaciones para no perderte lo mejor de la música.
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Follow Me Dark, a California-based alternative rock/metal band, returns with their second full-length album Far From Any Shore. Known for emotional intensity and genre-blending soundscapes, the band dives deep into the concept of the Hero’s Journey.
The album explores themes of transformation, struggle, and self-realization. It combines hard rock, grunge, progressive rock, and post-rock textures into a cohesive, powerful narrative. Key tracks include the cinematic The Spark / Hounds of Heaven, the emotional breakdown of Acid Desert, the haunting duet Medusa, and the introspective Far From Any Shore. The production feels raw yet intentional, giving the record a deeply human edge.
For fans of concept albums and emotionally driven rock, this is a must-listen. Follow the band and stay tuned for more recommendations that cut deep.
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