Kaschalot es una banda de Estonia formada en 2014, y han venido cocinando una propuesta que mezcla técnica y emociones con un toque de caos controlado. Este cuarteto originario de Tallinn está formado por Aleksandr Ivanov y Sulo Kiivit en las guitarras, Argo Vals en el bajo, y Aivar Surva en batería y trompeta. Con dos discos previos, Whale Songs (2018) y Zenith (2021), ya habían dejado claro que la escena post-rock de Estonia tiene con qué. Pero con Anemoia, simplemente se volaron la barda.
Este nuevo álbum, no solo es su material más ambicioso, también es el más fino. Son ocho temas en poco más de 37 minutos, y muy bien aprovechados. La producción es limpia, detallada y poderosa. Se siente la química entre los integrantes: las guitarras son precisas pero atmosféricas, el bajo y la batería dialogan con soltura, y cada track te lleva por una mini odisea emocional. Me gusta que el álbum se siente muy orgánico. No hay relleno ni momentos flojos, cada parte está donde debe estar.
Imprescindibles en Anemoia
Flourish abre el disco con una vibra explosiva. Desde el primer segundo te atrapa con su ritmo cambiante y arreglos calculados. Hay momentos que te sacuden, y otros que te hacen flotar. Me encantó la manera en que todo se entrelaza: técnica sin pretensión y emoción sin dramatismo.
Laminar Flow suena más oscuro, con una base más agresiva. Las guitarras tienen un filo casi metálico, y el bajo se siente con más peso. Es un tema que demuestra cómo Kaschalot puede ser tan melódico como contundente. Las estructuras no son lineales, pero nunca pierden el hilo.
Elsewhere me pareció una joya por la batería. Aquí Aivar Surva se luce. Cambios inesperados, groove fino y una ejecución que impulsa al resto de la banda a salirse del molde. Todo suena bien ensamblado, y se nota que no improvisan la conexión: hay una comunicación tremenda.
Fanfare es el final perfecto. Tiene energía, tensión y un aire épico. La guitarra te envuelve y el solo de trompeta fue una sorpresa deliciosa. Ese cierre me dejó con ganas de volver a escuchar el álbum completo. Es un adiós potente, pero también esperanzador.
Producción y Sonido en Anemoia
La producción de Anemoia es simplemente impecable. Cada instrumento tiene su espacio y peso. Nada se pierde y todo se siente. Se nota una planeación clara y una ejecución de alto nivel. Me encantó cómo los riffs se integran en capas, creando ambientes sin perder energía.
El bajo no solo acompaña, lidera cuando lo necesita. La batería no rellena, guía. Las guitarras se sienten vivas, con matices envolventes que logran una atmósfera intensa. A pesar de la complejidad técnica, el álbum nunca se siente frío o distante. Al contrario, es emocionalmente accesible.
Escucha y Sigue su trayectoria
Si te gusta la música instrumental que te reta pero también te mueve, Anemoia de Kaschalot tiene que estar en tu radar. Este disco es una muestra clara de lo que pasa cuando talento, técnica y sensibilidad se encuentran en el estudio. Dale play, escúchalo completo y sigue a estos cracks en sus redes.
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